El guerrero de la Luz (IV PARTE)

El guerrero sabe que un ángel y un demonio se disputan la mano que sostiene la espada.
Dice el demonio:
"Vas a flaquear. No sabrás cuál es el momento exacto. Tienes miedo".

Dice el ángel:
"Vas a flaquear. No sabrás cuál es el momento exacto. Tienes miedo".
El guerrero se sorprende.
Ambos le han dicho lo mismo.Entonces el demonio continúa:
"Deja, que yo te ayudo".
Y el ángel: "Yo te ayudo".

En ese momento, el guerrero percibe la diferencia. Las palabras son las mismas, pero los aliados son diferentes.Entonces él escoge la mano de su ángel.


Cada vez que el guerrero saca su espada, la utiliza.
Puede servir para abrir un camino, ayudar a alguien, o alejar un peligro. Pero una espada es caprichosa, y no le gusta ver su lámina expuesta sin razón.
Por eso el guerrero jamás amenaza.
Puede atacar, defenderse, o huir, cualquiera de estas actitudes forma parte del combate.
Lo que no forma parte del combate es desperdiciar la fuerza de un golpe hablando sobre él.
Un guerrero de la luz está siempre atento a los movimientos de su espada. Pero no puede olvidar que al espada también está atenta a sus movimientos.
Y ella no fue hecha para ser usada con la boca.

A veces el mal persigue al guerrero de la luz; entonces, con tranquilidad, él lo invita a entrar en su tienda.
Y pregunta al mal:

"¿Tú quieres herirme o quieres usarme para herir a otros?"
El mal finge no oír.
Dice que conoce las tinieblas del alma del guerrero. Hurga en heridas no cicatrizadas y clama venganza.
Recuerda que conoce algunas artimañas y venenos sutiles que lo ayudarán a destruir a sus enemigos.

El guerrero de la luz escucha. Si el mal se distrae, él hace que retome la conversación, y le pide detalles de todos sus proyectos.
Después de oírlo todo, se levanta y se va.
El mal ha hablado tanto, está tan cansado y tan vacío, que no tendrá fuerzas para acompañarlo.


El guerrero de la luz, sin querer, da un paso en falso y se hunde en el abismo.Los fantasmas lo asustan, la soledad lo atormenta.
Como había buscado el Buen Combate, no pensaba que esto pudiera sucederle nunca a él; pero sucedió.
Rodeando de oscuridad, se comunica con su maestro.
- Maestro, caí en el abismo - dice -. Las aguas son hondas y oscuras.- Recuerda esto
- responde el Maestro -: lo que ahoga a alguien no es la inmersión, sino el hecho de permanecer bajo el agua.

Y el guerrero usa sus fuerzas para salir de la situación en la que se encuentra.

El guerrero de la luz se comporta como una criatura.

Las personas se escandalizan: se ha olvidado de que una criatura necesita divertirse, jugar, ser un poco irreverente, hacer preguntas inconvenientes e inmaduras, decir tonterías en las que ni siquiera ella misma cree.Y preguntan horrorizadas:

"¿Es eso el camino espiritual? ¡Él no tiene madurez!"

El guerrero se enorgullece del comentario. Y mantiene su contacto con Dios, a través de su inocencia y alegría, sin perder de vista su misión.


La raíz latina de la
palabra "responsabilidad" desvela su significado: capacidad de responder, de reaccionar.

Un guerrero responsable ha sido capaz de observar y de entrenarse. Incluso a sido capaz de ser "irresponsable".
A veces se dejó llevar por una situación, y ni respondió ni reaccionó.
Pero aprendió las lecciones; tomó una actitud, oyó un consejo, tuvo la humildad de aceptar ayuda.

Un guerrero responsable no es el que coloca sobre sus hombros el peso del mundo, sino aquel que aprendió a luchar contra los desafíos del momento.


Un guerrero de al luz siempre puede elegir su campo de batalla.

A veces se ve sorprendido por combates que no deseaba; pero no sirve de nada huir, porque estos combates lo seguirán.Entonces, en el momento en que el conflicto es casi inevitable, el guerrero habla con su adversario.
Sin demostrar miedo ni cobardía, procura
saber por qué el otro quiere luchar; qué es lo que le hizo salir de su aldea y buscarlo para un duelo.

Sin desenvainar la espada, el guerrero lo convence de que aquel combate no es el suyo.

Un guerrero de la luz escucha lo que su adversario tenga que decirle. Sólo lucha si es necesario.



Al guerrero de la luz le horrorizan las decisiones importantes.

"Esto es demasiado para ti", dice un amigo. "¡Adelante, sé valiente!" Le dice otro.

Y sus dudas aumentan.
Después de algunos días de angustia, él se retira a un rincón de su tienda, en donde acostumbra a sentarse para meditar y orar.
Se ve a sí mismo en el futuro.
Ve a las personas que serán beneficiadas o perjudicadas por su actitud. No quiere causar sufrimientos inútiles, pero tampoco quiere abandonar el camino.El guerrero entonces deja que la decisión se manifieste.

Si fuera preciso decir sí, lo dirá con valor. Si es necesario decir no, lo dirá sin cobardía.

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